viernes, 12 de febrero de 2010

El libro del Zóhar: Boleto de entrada a la espiritualidad"

Si uno lee este libro, escucha, entiende más, o menos, o nada del todo, no importa. Este libro lo llena a uno de toda clase de impresiones, influencias, toda clase de cosas que uno mismo no sabe, pero que poco a poco, como crecemos. Nos toma muchos años, crecer, ¿verdad? Digamos que nos toma algo como veinte años de toda una vida para crecer. Lo mismo cuando estudiemos de El Libro del Zóhar, vamos a recibir de él, cada vez, nuevas impresiones. Y estas impresiones se grabarán en nosotros y ellas mismas ya se van a ocupar de nuestro avance.

Nosotros, por supuesto, vamos a acompañar, complementar la lectura del Zohar en cierta medida, para que se le pueda dar al individuo algo de conexión. Pero la verdad es que aunque uno lea incluso sin nuestra explicación, con un simple deseo -como un bebé que abre sus ojos, que quiere todo, que corre, que por naturaleza no se queda quieto ni un instante- así nosotros, si abrimos nuestros sentidos, nuestro corazón, nuestra mente, para captar todo de esa manera, no importa lo que sea, todo lo que llegue de este libro -como lo hace el bebé con todo lo que le llega de este mundo, que mira todo así con los ojos bien abiertos- así nosotros también vamos a avanzar.

Lo que nos conecta


Lector:

“Y debido a que ellos tienen un solo corazón y un solo deseo, y hablan el lenguaje de santidad, por lo tanto, podrán realizar todas sus iniciativas. Y no habrá quién pueda impedir que se realicen sus planes”.

Rav:

¿Qué quiere decir que ellos hablan el “lenguaje de santidad”, si ellos son opuestos al Creador? Son contrarios al Creador; ellos no quieren relacionarse con Él, en absoluto, pero entre ellos, están interconectados por lazos de amor, como en el término “la ciudad desierta”. Como se unen, digamos, los criminales, se conectan por lazos de amor y están dispuestos a salvar a cada uno de los suyos en tiempos de apuro. Se preocupa el uno por el otro, y están unidos en todo. Sólo que su Meta es una meta egoísta, la de “construir una ciudad y una Torre”. Pero entre sí, están estrechamente unidos.

Y si tienen ese tipo de conexión pero no se unen para poder asemejarse al Creador mediante esa conexión, y se trata sólo de una relación entre personas -“ama a tu prójimo como a ti mismo”- bien, pero nada más que eso, y no se unen para alcanzar un grado superior. Esa es precisamente la situación en la que estaban en Babilonia.

Digamos que nosotros, hoy día, en la crisis global, establecemos una ley. Empezamos a curar la crisis. “La crisis se debe a que todos nosotros somos egoístas, todos somos proteccionistas, cada uno se quiere distinguir del otro, todas las naciones, y todos. Vamos, entonces, y conectémonos todos”. Sin la Divinidad, sin nada, sin la Meta de la Creación; nada. Si hacemos eso, llegamos justamente a la misma situación de la que habla aquí el Zóhar hace dos mil años atrás, que nos describe lo que pasó todavía un par de milenios antes que eso, en Babilonia. Hay unos 3,800 años entre nosotros y la antigua Babilonia.

Miren qué tan actuales pueden ser las cosas, de pronto. Porque si escuchamos lo que quieren los G20 y todos sus semejantes, ¿qué es lo que quieren? Digamos que quieren unirse, porque estamos descubriendo en el “efecto mariposa” que cada uno depende del otro. Descubrimos que somos todos globales, interconectados entre todos nosotros, y por lo tanto, no tenemos otro remedio más que mantener buenas relaciones entre nosotros, o vamos a terminar comiéndonos.

Pero si sólo empezamos a establecer buenas relaciones entre todos, sin incluir la conexión con lo Alto, que mediante esa conexión nos conectemos a la fuerza Superior, vamos a llegar a la misma situación que hubo en Babilonia. Vamos a terminar muy mal.

Y en este punto debemos entender, ¿para qué entonces nos rompió de pronto el Creador? Y aquí en Babilonia los rompe también a ellos. De pronto, dejan de entenderse entre sí y nadie entiende el idioma del otro. Todo eso es para que nosotros, a partir de nuestra conexión, entendamos que precisamos de un elemento adicional dentro de nuestra conexión: al Creador. Para que lleguemos a conocer la fuerza Divina, que Ella nos gobierne, que Ella venga, que Ella se revele entre nosotros. Y entonces, sí vamos a poder establecer esa conexión entre nosotros

La falla y la reparación: en mi actitud hacia el prójimo

Nosotros en realidad, nos dirigimos correctamente hacia eso durante la clase, cuando queremos captar, queremos sentir, queremos comprender en nuestro interior; yo quiero comprender todo esto, sentirlo dentro de mi materia, en mi interior, y sólo dentro de mí, de modo que la Luz se me revele, que la Luz me abra, y sin que me enfoque ahora en cosas ilusorias. ¿Sí?

Y así estudiamos... sin olvidarnos que sólo juntos, en la unión, en la conexión entre nosotros, donde se rompió la conexión, ahí es donde alcanzamos todas las formas de las relaciones entre las Luces y las vasijas. Porque nuestras vasijas están rotas. O sea, es esta conexión desgarrada que yo tengo que descubrir. Y lo que yo tengo que llegar a sentir es cómo se va reparando esta relación quebrada.

Y tanto la falla como la reparación tienen que encontrarse en mi interior. Y estos sentimientos tienen que existir dentro de mí como Luz y oscuridad, y ellos ya me van a traer la forma de las letras y la forma de mi conexión y sensación dentro del Superior: que hay una relación especial, entre ambos, entre el Kli quebrado y el reparado, que es justamente a partir de ambos, que yo llego a alcanzar a mí mismo, alcanzo al Creador, a las relaciones entre nosotros y a nuestra unión.

Todo este proceso, todo nuestro anhelo se centra en descubrir todo esto dentro de la materia. Y el lugar más acertado para llevar a la práctica la manifestación de las fallas, yace en mi actitud hacia el prójimo. Eso es todo. Tú quieres descubrir ¿qué es lo que tienes que reparar?, tú quieres saber ¿a dónde tiene que llegar la Luz que reforma?

Tu actitud hacia el prójimo



Empieza a reflexionarlo, descubre cuánto rechazo todo esto te trae, que te repulsa, que te olvidas de ello, que no quieres saber nada de esto, ¿sí? Entonces, cuando despiertas tu actitud hacia el prójimo, descubres instantáneamente el lugar adonde la Luz tiene que llegar y qué es lo que tiene que reparar