martes, 28 de junio de 2011

Un momento para la reflexión

Hoy, el mundo entero está en crisis, y estamos acercándonos lentamente a problemas incluso más grandes en todos los lugares y en todas las áreas de la vida. Todo lo que hemos hecho en este mundo fue hecho de forma deficiente porque crecimos bajo el gobierno del egoísmo. No podemos esperar nada bueno de ningún lugar porque siempre hemos trabajado sólo por el bien de nuestro ego.
Ahora, el mal es gradualmente revelado, gota a gota, en diferentes lugares y en cada oportunidad para evitar que nos hundamos en nuestro propio dolor. Si el dolor se vuelve muy fuerte, no seremos capaces de pensar en nada más excepto en cómo deshacernos de este. Ya no estaremos interesados en su causa y efecto; sólo querremos que este dolor cese.
Sin embargo, si el dolor viene en oleadas y todo el tiempo está disminuyendo o volviéndose más severo, dejándome tiempo suficiente para reflexionar en ello, entonces comienzo a buscar de dónde y por qué viene y cómo deshacerme de dolor. El Creador juega ese juego con nosotros, y como resultado, encontramos una solución.
Antes que nada, necesitamos estudiar la causa, y esta se encuentra en lo opuesto de nuestra naturaleza. Nuestras propiedades son opuestas a las del Creador, y por lo tanto, cuando Él se acerca, ¡nos sentimos mal! Y mientras más se acerca, ¡peor nos sentimos! Es como el caso del ladrón al que es mejor alejarlo del tesoro y no darle la oportunidad de cometer un crimen. Es lo mismo con nosotros.
Por lo tanto, especialmente ahora, en nuestro tiempo, el Creador es revelado muy lenta y gradualmente, para darnos tiempo de pensar. Es ligeramente revelado, y nos sentimos mal. Por ejemplo, hace un par de años irrumpió una crisis, y ahora las personas dicen que supuestamente se terminó. Pero no quedó atrás; ¡Simplemente se nos dio tiempo de pensar y explorar! Pronto, explotará un nuevo golpe, en muchos niveles y de varios tipos. Y después tendrá lugar un periodo de calma.
Así, el Creador nos enseña y nos da oportunidades de buscar razones para que finalmente, lo revelemos como la fuente de todo lo que sucede. Y en relación a nuestro egoísmo, Él aparece como la fuente de toda maldad. Entonces, entenderemos por qué nos sentimos mal: Es por nuestra oposición al Creador.
¿Qué podemos hacer para sentirnos bien? El Creador es perfecto, y sólo tenemos que cambiarnos a nosotros mismos. Así, gradualmente, nos daremos cuenta de que debemos de corregirnos. La humanidad ciertamente llegará a esto bajo los golpes metódicos y periódicos que vendrán en todas formas a cualquier nación, a cualquier persona, enseñándonos de esa manera.
Sin embargo, tenemos que revelar el método a las personas para que revelen más pronto de dónde y por qué vienen esos golpes. Mediante esto, facilitaremos el desarrollo de toda la humanidad. Esto es llamado “traer la Luz a las naciones”, es decir, a las personas que aún no entienden por qué son golpeadas.
Para desarrollarnos conscientemente, las personas necesitan descubrir la causa, y el propósito de los golpes. Como resultado, todo el curso de desarrollo cambia mucho. Aquellos que poseen el método de corrección deben hacer esto para todo el mundo.

Publicado en Junio 28, 2011 a las 8:09 am
(46327 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 6/24/2011, Shamati # 241)

lunes, 20 de junio de 2011

No esperes milagros de un cabalista

Pregunta: Usted ha mencionado muchas veces que las personas que han estado estudiando Cabalá durante muchos años se parecen a los demás y no pueden distinguirse. Al mismo tiempo, las personas cuyos deseos han sido corregidos, cambian la realidad que los rodea y poseen un poder de atracción completamente diferente. ¿Hay alguna señal externa que distinga un cabalista?

Respuesta: Me reuní y pasé algún tiempo con varios estudiantes de Baal HaSulam. Yo tenía 35 años, y ellos 75. Me sentí como un niño en sus brazos. Nunca los vi hacer algún milagro ni escuche conversaciones especiales. Todos trataron de ser gente muy común, y en realidad lo eran.
Un cabalista no se extiende ondas a su alrededor. La persona que comienza a escuchar a un cabalista, a entenderlo, adapta de manera correcta sus palabras y pensamientos, y realiza sus propuestas dentro de ella comenzando a percibirse a sí mismo y al mundo de una manera diferente y no porque haya un cabalista que influye en ella. Los cabalistas no influyen en otras personas. ¡No está permitido! Esto mata el libre albedrío de la otra persona.
¿Cómo podemos enseñar a un niño? Constantemente le proporcionamos ejercicios y le decimos cómo se hacen las cosas, pero él debe hacerlo por sí mismo. De lo contrario, no crecerá. Por esta razón los cabalistas nunca cambian y no pueden cambiar nada a su alrededor. No hay trucos. Nada puede cambiar si el hombre no cambia.
Tengo muchos parientes, amigos y estudiantes queridos, y no tengo manera de ayudarlos, además de explicarles esto una vez más, decírselos de otra manera. No hay otra manera. Y cuando una persona se aleja de mí, no tengo manera de devolverlo. Yo también lo dejo. Eso es todo. No hay nada que yo pueda hacer, aunque duela.
No creo que un cabalista sea capaz de hacer algo sobrenatural que una persona normal no puede hacer. No, él no puede. Por supuesto, él revela este mundo, en una medida mayor mientras su deseo se corrige, pero él sólo lo revela por sí mismo.
A lo largo de la historia, hubo muchos cabalistas que fueron incapaces de enseñar. Ellos alcanzaron la espiritualidad, realizaron las correcciones en el mundo superior en la red de almas entre nosotros, y prepararon todo este sistema para estar más cerca de la humanidad, pero no más que eso. Es la misma forma en la que nosotros preparamos el mundo actual para nuestros hijos y nietos, y no de otra manera.
No busques trucos en la Cabalá. No existen los milagros. Es un trabajo enorme y difícil corregirnos a nosotros mismos en contra de nuestra naturaleza. Esto es lo que toda la humanidad debe realizar en nuestro tiempo.
(45487 – De la Lección 3, Convención en Moscú del 6/11/11)

domingo, 19 de junio de 2011

Música cabalista



Ki hilatzta nafshi

Ki Hilatzta Nafshi es la letra de los Salmos. Son las palabras que el Rey David utilizaba para expresar el estado que tenía mientras ascendía para alcanzar la corrección total de su alma. Entonces se volvía a la Fuerza Superior, el Creador, con estas palabras que quieren decir: "Gracias por salvar mi alma."

La melodía de esta canción la compuso mi maestro, el último gran cabalista de nuestra generación, el RabÍ Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash). El la cantó para mí más de una vez.

Tal vez la melodía nos pueda parecer triste, pero la verdad es que no es triste; es tierna y expresa el sentimiento de alguien que ha entrado al atributo de Biná - otorgamiento, el atributo del Creador - en donde no hay lamentos y todo está en paz. Rabash expresa su entrada a este estado por medio de esta melodía cuando indudablemente veía que todas sus vasijas, su alma entera, todos sus deseos, se sometían a la Fuerza Superior para reinar en ellas.

Es una canción breve. Le canta a la paz serena de un hombre que entra en la Fuerza Superior y permanece en estado de quietud absoluta, la paz de los mundos.
 Dr. Michael Laitman

martes, 7 de junio de 2011

A propósito de Shavuot , 8 y 9 de junio



“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18)
Rabí Akiva dijo: "Esta es una gran regla (1) de la Torá".

1.
Esta declaración de nuestros sabios requiere de una explicación. Debido a que la palabra “ley” (1) indica una suma de detalles que una vez reunidos conforman un conjunto. Resulta que cuando se dice de la Mitzvá "ama a tu prójimo como a ti mismo" que es una gran regla de la Torá, debemos entender que las otras 612 Mitzvot (preceptos) de la Torá, con todas sus interpretaciones, no son ni más ni menos que la suma de los detalles insertados y contenidos en esa simple Mitzvá de "amar a tu prójimo como a ti mismo".
Esto es bastante asombroso, porque esto podría decirse respecto de los preceptos entre el hombre y su semejante, pero, ¿cómo este simple precepto puede contener en sí todos los preceptos entre el hombre y D’s, que son la gran mayoría de los preceptos?.